viernes, 27 de noviembre de 2015

Tales from the Dark Side

At the end of the journey, I finally figured it out.

The Master of Fear. It was always you.

The darkness that lies inside you turned you into the monster you were trying to escape from.
Remember when you told me: "You´re not ready, you´re full of fear"

In that very day, I realized the truth your words held, and I let go all my past, so we could have a fresh start. I bet it all on you, let all my fears aside.

But now I know, for sure, the one with the biggest fear, it was you.




viernes, 6 de noviembre de 2015

Amor

Hace un tiempo escuché en una película una frase que resonó en mi interior, creando una verdadera onda expansiva.
“Tenemos el amor que creemos merecer”
Tan sencilla como suena, me pareció demoledora, aplastante. El hecho de crear el amor que nos llega es un acto interior, no exterior. Nada de destino, nada de suerte, simple y llanamente estamos creando nuestra historia de amor, de desamor, de quimera o realidad mal acomodada, no nos es dado ya escapar de esa realidad puesto que nos esmeramos en crearla.
No soy ni religioso ni metafísico, sólo un ferviente creyente de la causa/efecto. Si estás enamorado de tu mamá, al final vas a tener una mujer como ella, o peor aún, vas a tener a una pobre mujer a la que a fuerza de comparar con tu madre harás trizas emocionalmente porque (según tu perspectiva) nunca será como ella. O si fuiste maltratada por tu padre en la infancia buscarás una relación destructiva en la cual tu marido sea tu padre golpeador de nuevo.
Ahora, la clave aquí es la palabra “creemos”…
Seguramente el cabrón con la esposa-mamá “cree” que merece que su mami lo cuide y lo consienta toda su vida, por eso al no tenerlo, o no en la medida ilimitada de mamá, se pone pendejo y hasta se divorcia, adivinen para qué… ¡Exacto! ¡Para irse a vivir con su mamá!
Y mujercita golpeada “cree” que merece las madrizas sólo porque, al ser lo único que conoció, lo toma como algo natural, incluso necesario en las relaciones.
En realidad este post es de ardilla, intenté entrar a una relación pero no me dan ni para a delante ni para atrás y “creo” firmemente en que merezco respeto, digo, si me quieres me buscas, si no pues a la chingada, pero a medias pues no.
He dicho.

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sábado, 19 de septiembre de 2015

Ella

 

Entonces, a tropezones, ella salió corriendo, con la mente cerrada a los gritos que le ordenaban volver, después de la cuarta  –¿o quinta?– pelea con él ese día.

Llevaba la cabeza hecha un mar de confusiones, de ilusiones rotas, destrozadas a fuerza de golpes, de discusiones, pero con una idea fija: no quería volver a verle nunca más.

Pero, ¿Acaso no le amaba todavía? ¿No esperaba con ansia el momento de verle entrar por la puerta de ese lugar al que llamaban hogar, por el que ambos habían luchado a brazo partido? ¿No pesaba todo ese amor en su decisión? Se detuvo de repente en medio de la noche, y sintió el delicado aliento de la obscuridad respirándole en la nuca.

Por un momento vaciló.

Súbitamente resintió todo el peso de su ciega huida –enceguecida por la sangre que manaba de su frente–, todo el peso de su vida perdida, y se negó a ser la única responsable de ella. Si había soportado todos esos años bajo esa absurda dominación fue por amor, y ahora, por ese mismo amor se liberaría de la carga, liberándole a él también. Empezó a desandar el camino, y al acercarse a su casa vio puertas y ventanas abiertas, y luces encendidas, pero nadie adentro.

Pasó al interior y comenzó a ordenar, a poner las cosas en sus lugares, en los lugares que les asignaron juntos, reprimiendo el deseo de hacer trizas todo. Sintió la tensión de una vida completa sobre sus hombros. Al estarse aseando, escuchó el auto entrar al garaje. Con ansiedad creciente le oyó cerrar la puerta del coche y entrar en silencio a la casa. Se escucho interrogándolo como entre bruma:

–¿Dónde estabas?

–Salí a buscarte, me quedé preocupado porque te fuiste.

–Bueno, ya estoy aquí, vamos a dormir.

–No debiste salir corriendo…

–Olvídalo, ya pasó.

Mientras hablaban se habían ido desvistiendo y estaban ya acostados.

Al apagar la luz, rodear el suave y delicado cuello de ella, y besarle en la frente como cada noche, él comprendió de un sólo golpe por qué está ocasión no hubo ni sollozos ni reproches, mientras sentía el frío acero introduciéndose suavemente –demasiado lento, con mucho cariño– entre sus costillas, sumiéndolo junto con los años de gritos, golpes y amenazas constantes en una agradable quietud. Y al estarse desangrando al lado de él en su lecho de muerte común, ella pensó agradecida que el sueño había terminado.

Aunque a punto de entrar para siempre en la dulce negrura todavía alcanzó a escuchar que le decían que no, que esto era sólo el principio.

 

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lunes, 13 de julio de 2015

Tiempos de cambios

 

Me he encontrado con que la vida da muchas vueltas.

Cariños que dabas por sentados te dan la espalda. Otros que nunca imaginaste llegan sin pedirlos.

Lo hermoso es que entre tanta situación adversa se quedan los que se tienen que quedar.

Gracias por estar.

 

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viernes, 1 de mayo de 2015

La vida sigue.

 

Y contra todo lo que he estado pregonando a los cuatro vientos, ahora la sensación de gravedad cero regresa a mi ser con estrépito. Quizás no sea tan malo como parece, pero este interminable caer en el vacío es de lo mejor que nos pasa en la vida.

Personas van y personas vienen, entrecruzamos nuestra existencia con tantos seres entrañables, despreciables, amigables, besables, destestables, que terminamos siendo ellos en una pequeña medida, en una justa medida. Perfecta mezcolanza de lo que está y lo que se fue, lo que queremos y lo que odiamos, lo que nos construye y lo que nos destruye.

Unos se quedan y otros se van, pero por Dios, la vida sigue, y seguimos nosotros.

 

 

De arriba pa´bajo otra vez

Curvas enlazadas

Vengo desde Laguna del Volcán en un bonito agarrón con un cuate de un Mercedes, siempre he dicho que no solo cuenta la máquina, sino también...